Por sus atenciones, se han ganado un lugar muy especial en el viaje. Nada mejor que recibir el calor de una familia Colombiana en manos de ellos. Entre la caravana, los guaros, los tequilitas, la magnífica vista nocturna de Bogotá y la gran amistad que nos abrieron, nos sentimos como en casa. Mil gracias por su hospitalidad y todo el apoyo que nos brindaron, los consejos los llevamos con nosotros a lo que resta del viaje, al viaje de la vida. Gracias por todo y por darnos la oportunidad de ser los primeros en visitar su Hogar. Los mejores deseos, esperamos toparnos de nuevo.
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1 comentario:
muchacho viajado¡¡
Hablo en el buen sentido
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