Arequipa es una ciudad colonial, bellísima, patrimonio de la humanidad como muchas otras que hemos conocido. Pero tiene un atractivo único: el Convento de Santa Catalina.
Es el sitio en donde las criollas fresas se encerraban a ser monjas. Sus padres pagaban una dote como si casaran a la hija con Jesucristo, y la mandaban encerrarse a rezar allí para toda la vida. Una vez ingresando a ese lugar, no salían jamás. Dentro, tenía cada una una confortable casita con jardincito, sirvientas y todo.
Lo increíble es que siguió funcionando así, intacto, hasta hace unos 40 años que el gobierno recuperó el inmueble, lo restauró y dio a conocer al mundo.
Scary, huh?
1 comentario:
huuuuuuuuuuuuuuy pobres chicas... enclaustradas y sin haber amado nunca jeje.... WIRO TE AMO ESPERO VERTE PRONTO
Publicar un comentario