El milagroso paseador

Trujillo, con sus casas coloniales y sus balcones salientes, conserva en su ombligo magia en sus festejos. Justo nos ha tocado el festejo del día de Jesús de los milagros, pero no es uno como los demás, a este le gusta salir a pasear. En una adaptación de las tradiciones españolas a las peruanas, se saca al santito a dar vueltas por la plaza central y calles aledañas, durante todo el trayecto la gente va rezando y ciertos grupos se encargan de ir tocando una música con tonada viva y bailable, con sus atuendos típicos del norte de Perú bailan desde la caída del sol hasta la media noche.